Froilán recibe una colleja real

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Hoy he conocido la noticia de que el nieto mayor del Rey Don Juan Carlos ha vuelto a protagonizar varias escenas ante los medios de comunicación. Una de ellas fue la pelea con su primo Pablo Urdangarín durante la clase de vela en la que estaban participando, Froilán le propinó un cabezazo y le amenazó con clavarle un pincho moruno.  El otro incidente sucedió en una sesión de fotos  de la Reina Sofía y la Infanta Elena con todos los nietos de los Reyes, según los periodistas, Froilán dijo en tono maleducado y airoso «¿Cuántas fotos lleváis ya?». Su madre, la Infanta Elena, lo reprendió dándole una colleja.

Froilán solo tiene 15 años y repasando momentos puntuales de su vida puedo deducir que es un niño que ha sufrido mucho. Cuando vino al mundo su padre lo anunció con la siguiente frase: «Tiene toda la cara de su madre, el pobre…». Con esta «bienvenida» no se cómo se sorprenden de todo lo que hace este niño…
En la boda de sus tíos (Felipe y Letizia) tenía 6 años y ya lo acusaron de robarle el protagonismo a los Príncipes por su comportamiento, propinó varias patadas a sus primos y corría de un lado a otro durante la ceremonia. ¿Qué comportamiento esperan de un niño de 6 años? ¿acaso los niños de la realeza son diferentes al resto?
El niño sigue creciendo y según cuentan los problemas a sus padres también, debido a esto y a sus malas notas deciden internarlo en un colegio de Reino Unido a la fuerza, ya que Froilán no quería ser internado. Un año después su madre acepta que vuelva a España ya que las notas en ese colegio eran igual de malas o peores y su hijo le sigue pidiendo volver a casa. Más adelante ocurre el accidente con la escopeta que fue muy comentado ya que en España el uso de armas en menores está totalmente prohibido.

El público en general habla de Froilán como un niño rebelde, mimado, consentido y maleducado a causa de los incidentes que ha protagonizado a lo largo de los años. En mi opinión Froilán es un niño con falta de cariño, de atención y que no lo han escuchado nunca. Debido a que no ha sido escuchado y tenido en cuenta en la toma de decisiones sobre su vida ha desarrollado un comportamiento que cara al público está dando mucho que hablar.

En esta última ocasión, la pelea con su primo Pablo y la colleja que le propina su madre en público dejan a la vista que la violencia genera más violencia. No se le puede decir a un niño que no pegues si tú le estás pegando, y tampoco puedes gritarle a un niño para decirle que deje de gritar. Con lo cual este niño está repitiendo los patrones que ve a su alrededor, responde con violencia ante un enfado, utiliza armas pese a no estar permitido (a su abuelo le gusta la caza ilegal de elefantes), y espérate a que tenga la edad para conducir porque seguro que nos sorprende con más titulares.

En la actualidad, Froilán estudia en un colegio católico dirigido por Marianistas en el que sigue sacando malas notas,  y para compensar su falta de buen hacer, este mes de julio ha tenido que trabajar como voluntario en un campamento con niños discapacitados. Su madre quiere sacar provecho de él y no sabe cómo. ¿Habrá probado a hablar con su hijo y saber cuales son sus intereses?.

La adolescencia nos la venden como la peor etapa en la vida de nuestros hijos, es una fase de rebeldía y mal comportamiento que tienen que pasar y los padres tenemos que sufrir. Pero esto es así porque antes nos hemos encargado de pisar sus ideas y llevarlas por nuestro camino, queremos que nuestros hijos sepan quién manda en casa, y para eso debemos castigarlos, amenazarlos y humillarlos. Cuando esos niños crecen lo que saben hacer es lo mismo que les han hecho: castigar, amenazar y humillar, pero esta vez son ellos los que quieren el poder, y esa guerra de poderes es la que batallan muchos padres con sus hijos.
¿Pero qué pasa si a los hijos les damos amor, respeto y empatía? ¿Se comportarían de esa forma en la adolescencia? De los niños recibimos lo que damos, así que ¿por qué no les damos lo que queremos de ellos?

6 comentarios en «Froilán recibe una colleja real»

  1. No sé la atención que recibe, pero perdonen no se comporta como debiese, tampoco se comporta como la media de su edad. Está acostumbrado a tener unos privilegios y los intenta expotar, no tiene el más mínimo respeto. No hay que justificar lo que no hay que justificar. Si no quiere tener que comportarse de forma especial que no reciba privilegios especiales.

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