La semana pasada era publicado un artículo en un conocido periódico sobre el «peligroso trabajo» que ejercen las doulas en nuestro país, se hacían eco de una denuncia que ha hecho el Consejo General de Enfermería y que han presentado hoy lunes 16 de febrero el «Informe Doulas», una investigación de 3 años realizada por un grupo de expertos entre los que se encuentras matronas y juristas especialistas en Derecho Sanitario y Penal.
Lo que más resaltan es que el negocio de ser doula es muy lucrativo y los cursos que hay que realizar para tener el título no oficial y reglado asciende a unos 2.000 euros, añaden el descontrol que hay entre tantas formaciones que ofrecen dicho título y el desconocimiento de las asistentes sobre materias sanitarias. Desde el Consejo General de Enfermería acusan a las doulas de intrusismo laboral, señalan los riesgos que pueden sufrir tanto las mujeres como los bebés de éstas al dejarse aconsejar por este tipo de mujeres e incluso hablan del extremo en algunas prácticas que ofertan las doulas a los que se refieren como rituales sectarios contrarios a la salud pública y al sentido común, un ejemplo de esto sería que la mujer se coma su propia placenta o dejar al bebé unido a la placenta por su propio cordón hasta su putrefacción.
¿Qué hay de cierto en todo esto?
Para responder a esta pregunta me voy a lanzar al vacío diciendo «todo y nada», es decir, conozco a doulas que ofrecen ese tipo de servicios más esotéricos y otras que trabajan codo con codo junto a enfermeras y matronas. Todo depende de la mujer que atiendan, si es una mujer que está interesada sobre las propiedades nutritivas de la placenta pues buscará a una doula que le ofrezca ese tipo de información sobre el tema, es la embarazada en todo momento la que decide qué hacer con su cuerpo.
En mi opinión las doulas no están para quitar el trabajo de nadie, solo complementan un espacio que para las matronas se les queda a veces grande, porque por desgracia el sistema sanitario está montado de esta manera y no tienen tiempo de atender a cada mujer de manera personalizada, tienen un tiempo límite para atenderlas y no pueden profundizar en las dudas o miedos que puede tener la embarazada.
Algunas matronas se han formado de una manera tan instrumentalizada por el sistema que ni siquiera saben lo que es un plan de parto, o tienen las nociones básicas sobre lactancia materna y más que informar a las mujeres desinforman y acaban con las lactancias de un plumazo. En mi primer emabarazo tuve la desgracia de encontrarme con una matrona así y no me extraña que las mujeres vayamos tan perdidas a la hora del parto y sobre todo después de éste cuando llega el momento de tener al bebé en brazos y darle el pecho, la matrona que a mi me atendió durante casi todo el embarazo (cuando me faltaba un mes se cogió una excedencia para abrir una tienda de «compro oro») me dijo que los planes de parto solo estorbaban a los ginecólogos y matronas que me atenderían en el hospital, con respecto a la importancia del contacto piel con piel nada más nacer el bebé (demostrada científicamente) me dijo que cuanto antes cortara el cordón umbilical física y psicológicamente con mi bebé mucho mejor para los dos, y sobre la lactancia materna decía que éramos esclavas de la teta y que hoy en día con el biberón es lo mismo. Además cuando iba al seguimiento de salud que hacen mensualmente en ningún momento me tocó la barriga, se limitaba a pesarme, tomarme la tensión y rellenar los formularios de las analíticas que tenían que realizarme.
Las clases de preparación al parto fueron nefastas ya que solo hablaba de lo que nos iban a decir en el hospital y de que siguiéramos las indicaciones.
Por este motivo busqué el asesoramiento de una doula, me sentía tan perdida que necesitaba saber más del momento que estaba viviendo para poder estar preparada para el parto y la crianza. Fue la mejor decisión que tomé para mi y para mi hijo, además en este segundo embarazo he repetido experiencia y fenomenal. Con las dos doulas que me han asesorado en mis embarazos me he sentido muy cómoda, han sabido lo que necesitaba en cada momento y no me han propuesto ningún ritual caníbal ni le han robado ningún protagonismo a mi pareja.
¿Qué hacer frente a profesionales que no se actualizan y perjudican a las mujeres?
Imagino que el Consejo General de Enfermería también está preocupado por esta cuestión y que de la misma forma ve que las doulas ejercen «rituales sectarios propios de países subdesarrollados» se da cuenta de cuánto trabajo queda por hacer en los hospitales españoles. Muchas mujeres siguen sufriendo insultos y vejaciones en el momento de su parto, en ocasiones utilizan prácticas innecesarias con ellas que las dejan marcadas para siempre y lo que es peor viven un momento feliz como la peor experiencia de su vida. Deberían ponerse manos a la obra con un nuevo informe pero esta vez de ellos mismo y reflexionar sobre cuánto pueden mejorar y minimizar los riesgos de las mujeres y sus bebés.
Ante esta polémica yo me pregunto: ¿qué perjudica más a una embarazada: una matrona sin vocación ni pasión por su trabajo o una doula informada que cree en la labor que hace?
Totalmente la primera. Como bien dices hay matronas encantadoras , pero tb las hay que se cargan muchas cosas a su paso.
Como en todas las profesiones, hay buenos y malos profesionales, no podemos encasillar ni a todas las matronas y claro está tampoco a todas las doulas, desgraciadamente en España hay un gran número de violencia obstreticia, pero no por eso podemos encasillar a todos los profesionales.
El informe doula ha hecho mucho daño, a un colectivo a la caza de brujas, sin información y sin fundamento alguno.
Ojalá todo el mundo buscara información veraz y de calidad.