El 20 de noviembre de 1959 las Naciones Unidas aprobaron la Declaración de los Derechos del Niño, en ella hay 10 principios que protegen a los niños y lucha por sus derechos. Todavía en 2013 los niños del mundo ven vulnerados esos derechos.
Todos conocemos las imágenes con las que nos bombardean desde el telediario de niños pasando hambre, que mueren todos lo días, niños que son obligados a luchar en la guerra, que son explotados en campos de trabajos. Este Día Universal del Niño por supuesto que va para cambiar estas imágenes pero también en el mundo occidental, en nuestra ciudad, en nuestro pueblo hay niños que ven vulnerados sus derechos.
Estoy hablando de niños que sufren a diario, con castigos físicos o psicológicos de mano de sus padres o maestros, con el sentimiento de no tener voz en ningún lado (todos hemos oído la frase: «Cállate que están hablando los mayores»), con la falta de tacto de pediatras, enfermer@s y demás personal sanitario que desde el minuto 1 de sus vidas los despojan del lado de sus madres, les trae sin cuidado el dolor que puedan sufrir, y lo peor de todo, no les importa ir contra la naturaleza y negarles el mejor alimento que sus madres pueden darles: la leche materna.
En este día quiero reivindicar los derechos de los niños que no pueden ser amamantados, de los que son separados de sus madres nada más nacer, de los que son hospitalizados y no gozan de la compañía de sus padres en momentos importantes. Cuando en estas prácticas no se tiene en cuenta al niño se están incumpliendo los principios 2,4 y 7 que más arriba enlazo. Puede que la lactancia materna no sea buena para todas las madres pero sí lo es para todos los niños, sin excepción. Cuando un pediatra le insiste a una madre a dar leche de fórmula, debería de hacerlo de la misma forma que receta un medicamento y no porque una leche es igual a la otra.
Reconozco que soy un poco dura con el tema de la lactancia materna, que algunos me tacharán de radical, pero las mujeres que no amamantan o dejan de amamantar a su bebé por indicación médica (el bebé no engorda lo que ellos consideran), están dejando de lado el gran poder que te ofrece la maternidad. El sentimiento de sentirte única y poderosa por estar alimentando a tu hijo, por ofrecerle alimento y consuelo con tus pechos, esos pechos que forman parte de nuestro cuerpo como objetivo de alimentar a nuestros bebés y no como objeto de placer que es el papel que esta sociedad patriarcal les ha dado. Si la madre está informada y aún así no quiere amamantar por supuesto que está en todo su derecho.
Por último quiero hacer referencia a un post que escribí la semana pasada en el que hablaba del papel de los niños en la televisión. Los niños no son actores y cuando vemos una imagen de ellos llorando sufren de verdad, no permitamos que traten a los niños como ciudadanos de segunda. Alcemos la voz para reivindicar sus derechos.
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