El verano hace que los niños tengan mucho más tiempo libre, ya no tienen que realizar diariamente las horas lectivas, las horas extra escolares o hacer los deberes… y en alguna ocasión seguro que como madre has escuchado a tu hijo o hija diciéndote «mamá, me aburro».
Si es así, tienes que saber que no es malo que tu hijo o hija se aburra. Aburrirse es una fase más de su proceso evolutivo y, por eso, lo tenemos que entender como un juego más, donde ellos encuentren por sí solos nuevas opciones para ir creando nuevos juegos y experiencias a raíz de dejarles descubrir, por ellos mismos, el entorno, y sin necesidad de tener ninguna actividad guiada por un adulto.
La soledad nos plantea nuevos retos y da rienda suelta a nuestra imaginación. Los niños, al estar solos, tienen que encontrar nuevas maneras de relacionarse con el entorno sin la ayuda de los demás. Es entonces cuando comienza a florecer la imaginación y a desarrollarse en su mente mundos nuevos llenos de posibilidades. La soledad y el aburrimiento permitirán que nuestros hijos se descubran como seres individuales.
He descubierto muchas veces, desde hace poco tiempo a esta parte, a mi hijo jugando solo tras haberme dicho momentos antes que se encuentra aburrido, y es fascinante ver cómo, por sí solo, puede crearse en un momento un mundo tan entretenido que solo él comprende.
Pero, como proceso evolutivo que es, no a todas las edades podemos hablar del mismo grado de aburrimiento. Normalmente es a partir de los 4 años cuando los niños pueden comenzar a disfrutar de esos momentos de soledad donde se aburren y dan rienda suelta a su imaginación. Aún así, antes de esta edad también podemos darle su espacio, si así nos lo requiere. Lo más importante es estar a su lado y atenderle siempre que nos necesite ya que, por encima de todo, nuestra atención es la que le dará seguridad para convertirse en un adulto con confianza.
Observa a tu hijo o hija durante este verano y cuando te diga las famosas palabras «mamá, me aburro» intenta ofrecerle un espacio donde pueda desarrollar su imaginación, preferiblemente en lugares donde pueda practicar un juego libre, y sin apenas intervención de tu parte. Por supuesto, no estoy diciendo que a partir de ahora dejes de jugar con tus hijos ¡ni mucho menos!, jugar con tus hijos debe formar parte de tu día a día, pero, a cierta edad sí es conveniente que vayamos dejando su espacio en determinados momentos para que pueda aburrirse y de esta manera fomentar su creatividad.
Cuéntame… ¿se aburren mucho tus hijos durante el verano?.
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